lunes, 14 de marzo de 2016

Platón y el Mito de la Caverna: la Idea del Bien


El mito de la caverna de Platón se mantiene todavía actual en nuestra sociedad. Nos explica de forma metafórica la situación del ser humano ante el conocimiento, el conocimiento del bien.
En el interior de la caverna varios hombres encadenados solo alcanzan a ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos hay una hoguera que ilumina la cueva, y un pasillo por el que circulan hombres con todo tipo de objetos. Las sombras de estos últimos se proyectan en el fondo de la caverna, y esto es lo que ven los encadenados: proyecciones que confunden con la realidad.
El mito de la caverna da un giro cuando uno de los prisioneros es liberado, sale de su prisión y comprueba que la realidad es otra, con un mundo de lagos, árboles, animales… Feliz con su averiguación, el prisionero liberado vuelve con sus antiguos compañeros para relatarles que fuera de la caverna se encuentra la realidad, y que lo que ven no son sino sombras.
¿Cuál es la reacción de quiénes aún permenecen en la caverna? Se ríen del liberado. Piensan que la luz le ha cegado, que por eso dice tales cosas. Para demostrar lo contrario, el citado hombre libre trata de quitar las cadenas al resto, pero estos se niegan y amenazan con matarle.
El mito de la caverna de Platón ha inspirado varias creaciones artísticas. Los dos niveles de realidad del mito se muestran en películas como La rosa púrpura del Cairo de Wody Allen o Matrix dirigida por Larry y Andy Wachowski. Igualmente en la novela de George Orwell 1984 o La caverna de Saramago, tiene un trasfondo platónico.

El mundo del interior de la caverna, lleno de engaño, y el mundo exterior se evidencian de una manera muy potente en la película Peter Weir titulada 
El show de Truman.
Cada ser humano, en su camino de evolución, debe recorrer el camino para salir de la caverna y comprender su significado. Lo que sí que ha cambiado en estos últimos miles de años, es que el techo de la caverna se ha venido abajo, se ha derrumbado, y cada vez son más y más los seres humanos que caminan en un nuevo mundo, el mundo de las ideas.
Os comparto la última conversación entre Sócrates y Glaucón:
«—Esta imagen, pues, querido Glaucón, es aplicable exactamente a la condición humana, equiparando, por un lado, el mundo visible con el habitáculo de la prisión y, por el otro, la luz de aquel fuego con el poder del Sol. Y si estableces que la subida y la visión de las cosas de arriba son la ascensión del alma hacia la región inteligible, no quedarás privado de conocer cuál es mi esperanza, ya que deseas que hable. Dios sabe si me encuentro en lo cierto, pero a mí las cosas me parecen de esta manera: en la región del conocimiento, la idea del bien es la última y la más difícil de ver; pero, una vez es vista, se comprende que es la causa de todas las cosas rectas y bellas: en la región de lo visible engendra la luz y el astro que la posee, y, en la región de lo inteligible, es la soberana única que produce la verdad y el entendimiento; y es necesario que la contemple aquel que se disponga a actuar sensatamente tanto en la vida privada como en la pública.»